La “Caza Enlatada” (traducción del inglés Canned Hunting) o “Caza a la carta” es cualquier tipo de caza donde el animal a abatir se le impide la posibilidad de huida, utilizando impedimentos físicos como pueden ser recintos vallados y, también otros condicionantes de contacto con los humanos, dado que estos animales son criados y alimentados por humanos y se encuentran familiarizados a su presencia.
La caza enlatada no es nueva, hace tiempo que se lleva a cabo con distintos tipos de animales: ciervos, conejos, perdices, etc., que son criados con sistemas intensivos o semi-intensivos para después liberarlos en los espacios cinegéticos y cazarlos más fácilmente.
Es un tipo de caza que incluso la mayor parte de cazadores consideran “una vergüenza éticamente repugnante” y en la que las probabilidades de fallar son casi nulas y en las es tan fácil acertar en el tiro que uno de los reclamos más populares a la hora de vender esta actividad es: “No kill, no pay”, (Si no matas, no pagas).
La triste novedad reside en las especies a las que ahora se quiere dar muerte, como por ejemplo los leones. De este modo la “caza enlatada” se convierte en un sustituto de la caza mayor con el objetivo de ofrecer trofeos “más exóticos y fáciles” a determinados cazadores.
Investigaciones realizadas durante los últimos años indican, que la cría en cautividad de leones y la caza enlatada se han convertido en un negocio de grandes proporciones en diversos países. Sólo en Sudáfrica se calcula que existen actualmente 160 granjas destinadas a la reproducción y cría de leones para su venta a cazadores, parques zoológicos o establecimientos de animales de compañía. Se estima que ya hay más de 8.000 leones en cautividad y tan solo 3.000 en libertad.
Las consecuencias de la “industria” de caza enlatada, ponen en peligro la conservación de los leones salvajes en África y afectan al equilibrio natural de sus ecosistemas.
